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La altura del sonido

6. Los nombres de las notas musicales

Las notas musicales

Los nombres de las notas musicales derivan del poema Ut queant laxis del monje benedictino friulano Pablo el Diácono, específicamente de las sílabas iniciales del Himno a San Juan Bautista.

Las frases de este himno, en latín, son así:

Ut queant laxis

Resonare fibris

Mira gestorum

Famuli tuorum

Solve polluti

Labii reatum

Sancte Ioannes

En castellano, significa :  para que tus siervos puedan exaltar a plenos pulmones las maravillas de tus milagros, disuelve los pecados de labios impuros, San Juan.

ut: para que

qüeant resonare: puedan cantar

mira gestorum: de los milagros

famuli tuorum: los siervos tuyos

laxis fibris: a pleno pulmón

Sancte Johannes: San Juan

solve reatum: disuelve los pecados

polluti labii: labios impuros

 

Fue el monje Guido D'Arezzo (considerado el padre de la notación musical) quien elaboró una aproximación a la notación actual, al asignar los nombres a las notas —excepto a la séptima nota, si, que entonces era considerada un tono diabólico (diábulus in música)— y desarrollar la notación dentro de un patrón de cuatro líneas (tetragrama), y no una sola como se venía haciendo anteriormente.

Hacia el siglo XVI se añadió la nota musical si, derivado de las primeras letras de Sancte Ioannes, y en el siglo XVIII se cambió el nombre de ut por do (por Dóminus o Señor). En Francia se sigue utilizando la nota ut, aunque para el solfeo se usa el monosílabo "do" para evitar la complejidad que provoca la letra "t".

También en este proceso se añadió una quinta línea a las cuatro que se utilizaban para escribir música, llegando a la forma en que hoy lo conocemos, llamada pentagrama (música).

Luego de las reformas y modificaciones llevadas a cabo en el siglo XVI, las notas pasaron a ser las que se conocen actualmente: do, re, mi, fa, sol, la y si.