Astronomía - 1º B.D.
Eclipses de Luna
Se produce un eclipse lunar cuando se alinean el Sol, la Tierra y la Luna en ese orden. Nuestro planeta se interpone entre el Sol y la Luna, evitando que la luz solar llegue a nuestro satélite.
Los eclipses de Luna pueden observarse desde la mitad del planeta donde es de noche, debido a que cualquier lugar de esa zona del mundo tiene visible a la Luna por encima del horizonte. Además son muy disfrutables a simple vista o usando prismáticos (binoculares), sin necesidad de utilizar telescopios de gran porte. Son totalmente seguros de ver y no es necesario utilizar filtros protectores para los ojos.
En esta situación, la Luna se encuentra en fase llena. Al irse trasladando en su órbita alrededor de la Tierra, se introduce en el cono de sombra que proyecta nuestro planeta y se va oscureciendo gradualmente. Como se aprecia en la siguiente imagen, la sombra tiene dos zonas: la umbra y la penumbra. Por eso existen tres tipos de eclipses de Luna: penumbrales, parciales y totales.
1) Cuando la Luna pasa a través de la zona de la penumbra, se produce un eclipse penumbral. Es tan escaso el oscurecimiento del disco lunar, que resulta prácticamente imperceptible observarlo a simple vista.
2) Cuando una parte de la Luna ingresa a la umbra, se inicia el eclipse parcial. En este caso es perfectamente observable a simple vista.
3) Finalmente cuando la Luna ingresa totalmente a la zona de la umbra, ocurre el eclipse total.
La siguiente imagen está compuesta por la unión de varias fotos obtenidas en diferentes momentos de un eclipse total de Luna. Dicha secuencia muestra el inicio del eclipse parcial y cómo la Luna se va sumergiendo dentro del cono de sombra de la Tierra hasta quedar totalmente oscura y dentro del mismo. Después comienza a salir de la umbra, volviendo a ocurrir el eclipse parcial para luego finalizar el eclipse visible.
¿Por qué la Luna se observa rojiza?
Durante el eclipse total de Luna, nuestro satélite se observa de un notorio color rojizo. Pero no es siempre igual, sino que varía de un eclipse a otro. A veces se observa de un color rojo ladrillo bastante opaco, pero en otras ocasiones llega a observarse en un tono rojizo más brillante y luminoso. Eso depende de nuestra atmósfera y de cómo se encuentren en ella en ese momento las partículas de polvo y las nubes. Si no fuera por la atmósfera de la Tierra, la Luna estaría totalmente oscura dentro de la umbra.
Sin embargo, mientras la Luna permanece completamente dentro de la región de la umbra, la luz solar se refracta en la atmósfera terrestre. Los colores de mayor longitud de onda de extremo del rojo del espectro solar se refractan en nuestra atmósfera iluminando levemente la superficie de la Luna, produciendo el espectacular color rojizo que caracteriza a estos eclipses totales. Mientras tanto, los colores de mayor longitud de onda del extremo del azul, se dispersan en mayor medida en nuestra atmósfera y no llegan a la superficie lunar.