PRINCIPALES CONTEMPORÁNEOS DE LA SOCIOLOGÍA

Zygmunt Bauman

4 retos de la educación en esta modernidad líquida

Bauman identifica 4 retos de la educación en esta modernidad líquida:

1. El síndrome de la impaciencia: El tiempo es considerado algo muy valioso y por lo tanto sería imperdonable desperdiciarlo. Además las personas quieren acceder a lo que desean sin demora, pero ese es un privilegio solo de los que poseen capital, el que puede pagar no espera. La educación comienza a ser tratada como un producto, una mercancía, que podemos adquirir en determinada institución.

2. El conocimiento: La inmensa cantidad de conocimiento que se ofrece es una amenaza a la confianza humana, genera desorden y caos. El desafío para la educación es ofrecer al estudiante un conocimiento que tenga alguna utilidad en este contexto “impredecible de cambio”, la educación es como una carrera interminable hacia el conocimiento que nunca se alcanza, pues antes que se llegue al mismo éste es sustituido por otro.

3. La memoria: En este contexto de cambio constante, la memoria deja de ser una herramienta valiosa para el aprendizaje. ¿Para qué memorizar un conocimiento que posiblemente mañana sea sustituido por otro? Esta realidad exige que el docente y el estudiante asuman otra actitud, busquen seguir aprendiendo permanentemente, pues el aprendizaje es inagotable, entonces hay actualizarse continuamente. El estudiante debe ser el protagonista de su aprendizaje y comenzar a correr hacia el conocimiento, mientras el docente se convierte en un guía asesor que “enseña como marchar”.

4. El cambio contemporáneo: Uno de los atributos más claros de la sociedad es la incertidumbre. El gran reto para la educación es preparar a los estudiantes para vivir en un mundo semejante, pero que no conocemos, un mundo de cambios, de incertezas y además desbordado de información.

En síntesis, los retos de la educación en la modernidad líquida se relacionan con la necesidad de adaptarse a un mundo en constante cambio, promover la igualdad de oportunidades, preservar el valor de la educación y analizar las consecuencias éticas y morales de una sociedad fluida y fragmentada. Los educadores y las instituciones educativas deben estar preparados para atender estos desafíos de manera creativa y efectiva para garantizar que la educación siga siendo importante y significativa en el mundo contemporáneo.