Sesión 2 - Huesos por fuera y por dentro

En esta segunda sesión te invitamos a conocer más sobre los huesos.

Para ello observaremos y registraremos características de su estructura.

 

 

Actividad ¡Al laboratorio!

Antes de realizar cualquier actividad práctica es necesario tener bien claro cuál es el fundamento teórico en la que se basa dicha actividad y el procedimiento que se llevará a cabo en el laboratorio.  Para ello te proponemos que leas primero la siguiente síntesis del hueso como órgano y luego el procedimiento de la actividad práctica.

1. Fundamento teórico

El hueso largo como órgano

El órgano hueso está constituido principalmente por tejido óseo.

Como ya se dijo en la sesión 1 este tejido se caracteriza por tener depósitos de minerales (calcio y fósforo) que brindan rigidez y una parte viva (principalmente colágeno) que otorgan flexibilidad y capacidad de resistir tensión.

El tejido óseo, según su densidad, puede ser compacto o esponjoso.

Como todo órgano vivo, el hueso contiene numerosos vasos sanguíneos que lo nutren permitiendo su crecimiento, renovación y recuperación.

También posee tejido nervioso que permite detectar presión, dolor, calor.

El tejido hematopoyético está presente principalmente en los extremos de los huesos largos y tiene la función de formar células sanguíneas.

En un hueso largo se pueden reconocer las siguientes partes:

  • las epífisis, zonas abultadas en los extremos del hueso,
  • la diáfisis o región cilíndrica entre ambas epífisis,
  • el cartílago articular en la cara articular de las epífisis,
  • el periostio, estructura que rodea el hueso e interviene en el crecimiento del hueso en espesor,
  • la cavidad medular que corresponde a la cavidad de la diáfisis y contiene la médula ósea y
  • el endostio, membrana con células formadoras de hueso que recubre la cavidad medular.

 

2. Actividad práctica