Actividad 6

Leé el texto

El pasaje de la Oca

      El Pasaje de lo Oca era una callecita muy angosta... Tan angosta que a las personas que allí vivían les bastaba estirar las manos a través de las ventanas para estrechar las de los vecinos de enfrente. Todos eran felices allí y yo no tendría nada que contarles si una madrugada no hubiera llegado al Pasaje de la Oca el señor Álvaro Rueda.

       Este señor estacionó su automóvil justo a la entrada del pasaje y tocó insistentemente la poderosa bocina hasta despertar a los habitantes de la callecita. En cinco minutos ya estaban todos alrededor del auto, entre dormidos y asustados, preguntándole qué sucedía.

       Álvaro Rueda, mostrándoles un plano, les anunció la terrible noticia:

       —Señores vecinos, yo soy el dueño de este terreno. Lamento comunicarles que la semana próxima desaparecerá el Pasaje de la Oca. Haré demoler todas las casas, puesto que aquí construiré un gran edificio para archivar mi valiosa colección de estampillas... Múdense cuanto antes—y, despidiéndose con varios bocinazos, puso en marcha su vehículo y se perdió en la avenida.

        Por un largo rato, los vecinos del Pasaje de la Oca no hablaron, no lloraron ni se movieron: tanta era su sorpresa. Parecían fantasmas dibujados por la luna, con sus camisones agitándose con el viento del amanecer.

       Más tarde, sentándose en los cordones, estudiaron diferentes modos de salvar el querido pasaje:

      1) Desobedecer al señor Rueda y quedarse allí por la fuerza. Pero esta solución era peligrosa: ¿Y si Álvaro Rueda —furioso— ordenaba lanzar las máquinas topadoras sobre el pasaje, sin importarle nada? No. En ese caso, lo perderían sin remedio...

      2) El Pasaje de la Oca podría ser enrollado como un tapiz y trasladado a otra parte; solución que fue descartada: ¡No! ¡Imposible! ¡Se quebrarían todas las copas! ¡Se harían añicos las jarras y los floreros de vidrio! ¿Cómo salvarían los espejos?

      3) Podrían contratar a un hechicero de la India para que colocara el pasaje sobre una alfombra voladora y lo llevara, por el aire, a otra región. Pero la India estaba lejos de allí... y el viaje por avión costaba demasiado dinero...

      Ya estaban por darse por vencidos, resignándose a perder su querida callecita, cuando el anciano don Martín tuvo una idea sensacional:

      —¡Viva! ¡Encontré la solución! Escuchen: nos dividiremos en dos grupos y cada uno tomará el pasaje por un extremo. Los de adelante tirarán de la calle con todas sus fuerzas y los de atrás empujarán con vigor. De ese modo, podremos despegarla y llevarla —arrastrando—hasta encontrar un terreno libre donde colocarla otra vez. ¡El Pasaje de lo Oca no será destruido!

      —¡Viva Don Martín! —gritaron todos los vecinos, contentísimos. Y esperaron la noche para realizar su extraordinario plan. Fue así como, cuando toda la ciudad dormía, los habitantes del Pasaje de la Oca lo tomaron de las puntas y empezaron la mudanza. Despegarlo fue lo que más trabajo les costó, porque arrastrarlo no resultó dificultoso. El pasaje se dejaba llevar como deslizándose sobre una pista encerada.

      Pronto encontraron la avenida, suficientemente ancha como para permitir el paso de la callecita... Y allá fueron todos —hombres, mujeres y niños—, llevándose el pintoresco pasaje a cuestas, como un maravilloso teatrito ambulante, con sus casitas blancas y humildes bamboleándose durante la marcha, con sus faroles pestañando luces amarillentas, con sus sábanas bailando en las sogas de las terrazas bajo un pueblito de estrellas echado boca abajo.

      La mañana siguiente abrió sus telones y vio al Pasaje de la Oca instalado en el campo. Allí, sobre el chato verde, lo colocaron felices. Esa noche celebraron una gran fiesta y los fuegos artificiales estrellaron aún más la noche campesina.

       A la mañana siguiente, cuando el señor Álvaro Rueda llegó, seguido por una cuadrilla de obreros dispuestos a demoler el pasaje, encontró el terreno completamente vacío.

      —¡El callejón desapareció! —alcanzó a gritar antes de caer desmayado.

      Y nunca supo que la generosidad del campo había recibido al pasaje, callecita fundadora del que, con el correr del tiempo, llegó a ser el famoso PUEBLO DE LA OCA.

Bornemann, Elsa (2005) Un elefante ocupa mucho espacio. Buenos Aires: Alfaguara

 

Actividad 6.1.a


a. Leé los fragmentos del texto, prestá atención a las expresiones en negrita, luego leé las opciones que se presentan y elegí la respuesta correcta considerando cuál es el efecto que crean esas expresiones.

¿Qué efecto crean las palabras en negrita en el texto? Te damos varias opciones, una es la correcta.

El Pasaje de la Oca era una callecita muy angosta…Tan angosta que a las personas que allí vivían les bastaba estirar las manos a través de las ventanas para estrechar las de los vecinos de enfrente.

Actividad 6.1.b

¿Qué efecto crean las palabras en negrita en el texto? Te damos varias opciones, una es la correcta.

Todos eran felices… 

En cinco minutos ya estaban todos alrededor del auto…

Haré demoler todas las casas…

Gritaron todos los vecinos…

Tirarán de la calle con todas sus fuerzas

Toda la ciudad dormía…

Y allí fueron todos…

Actividad 6.1.c

Reflexioná sobre el siguiente aspecto: ¿el efecto que crean las expresiones que analizaste en los literales anteriores se relaciona con el público al que está destinado este cuento?

Actividad 6.2

A partir de lo leído escribí con tus palabras el contenido de las categorías escena, complicación, resolución, consecuencia y conclusión del cuento de Bornemann. Para ayudarte, en el siguiente diagrama te explicamos la estructura de una narración.

Escribí aquí:

 

Escena

¿Cuál es el lugar y el tiempo de los acontecimientos? ¿Quiénes son los personajes? ¿Cómo son los personajes?

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Complicación ¿Qué acción provoca un cambio o alteración? 

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Resolución ¿Cuál es la meta que se proponen los personajes? ¿Qué acciones se realizan para alcanzar la meta?

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Consecuencia ¿Cuál es la resolución? (positiva o negativa)

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Conclusión  ¿Cuál es el desenlace?

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Actividad 6.3.a

Indicá si las siguientes posibilidades que analizan los personajes en el cuento son reales o absurdas.

  • Desobedecer al señor Rueda                      
  • Quedarse por allí por fuerza                        
  • Enrollar el pasaje como un tapiz                  
  • Colocar el pasaje sobre una alfombra         
  • Tirar de la calle                                            
  • Despegar el pasaje                                      
Actividad 6.3.b

Completá el siguiente enunciado.

En el texto predominan las posibilidades absurdas porque

Se busca entretener

Se busca ironizar

Se busca opinar

Se busca informar